martes, 2 de agosto de 2011

Casa de Dementes




  
 por Francisco Javier Troncoso 
 

 Vio por fin el público de la Habana el día de San Dionisio aeropagita otro nuevo establecimiento de beneficencia, y no dudamos se haya penetrado de la importancia que reporta este asilo de la debilidad humana. Allí vio a treinta y seis desgraciados, antes dispersos y expuestos a privaciones en todas sus necesidades, llamando en su auxilio las consideraciones benéficas y piadosas de este noble vecindario. (....) Correspondía al interés de esta misma casa llamar la atención sobre su benéfico y conveniente objeto, promoviendo la caridad de estos habitantes, y proporcionándoles rentas con que poder subsistir, y también, si fuese posible, a darle más extensión con otro departamento para mujeres (...).  
 La presencia del primer Jefe de la Isla, y otras personas condecoradas, hicieron más interesante esta visita, animándole la banda musical del batallón de España, que su apreciable coronel D. Juan de la Torre, dispuso tocase toda aquella tarde sin interés alguno (...).  
 No dejó aquel vecindario de San Lázaro de señalar esta celebridad sus casas y calle principal con cortinas y arcos (...) contribuyendo el capitán de aquel partido D. Manuel de Urrutia y sus tenientes a su eficacia y activo celo, al buen orden, quietud y armonía, no muy común en tales concurrencias.
 La Casa de Dementes celebró su patrono sin costo alguno, pues hasta el aumento de comida con que se distinguió este día a los locos, se hizo con una ternera que mandó el Excmo Sr. Capitán General para estos infelices, tan pronto pacíficos y tranquilos, que si bien su trastorno mental no pudiera dar a este acto de beneficencia la importancia que merecía, sin embargo se reparaba en sus semblantes cierta expresión de gratitud que el instinto y la habitud producían.

 Diario de La Habana, 12 de octubre de 1828. 



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