martes, 20 de septiembre de 2011

Nuevas tarjetas de Samuel A. Cohner





 Entre las modas las hay que ahuecan, como la del molakoft; las hay que atolondran como las de los albums de versos, y las hay que confunden como la de la ciencia charlatana.
 Pero hoy viene una moda que compensa todas las camorras de las demás. El arte fotográfico ha echado raíces profundas y crece y se sustenta bajo el riego de la moda. El que no tiene hoy una porción de retratos de sí mismo es un pelele, y no puede presentarse delante de la gente; pero no es esto solo: digo que la moda de ahora es buena porque he visto un álbum de un fotógrafo de moda y he admirado tanto en ese libro como en los muchos cuadros que cuenta la galería de Cohner, (porque para decirlo de una vez, de Cohner se trata) no solo el parecido perfecto de los retratos sino dos cosas más: que son: primero, la hábil distribución de las sombras que hacen destacarse el objeto como de bulto, en toda su extensión, presentando sobre todo la fisonomía animada y no sin expresión como generalmente se ven las fotografías, y segundo la colocación del individuo, esto es, la actitud combinada con naturalidad artística.
 Quiere decir que estos cuadros no representan un ser que se fuera a retratar, sino una persona como sorprendida en una de las actitudes más naturales de la vida. Llaman la atención sobre todo los retratos de señoras y señoritas, principalmente algunos cuyos originales son obras maestras de la naturaleza y en los cuales el arte tuvo que vencer la dificultad de reducir a líneas y sombras los ideales del poeta, sin sacrificar el original, tuvo que encerrar en un pedazo de papel la belleza, la elegancia y la viveza que su ven realizadas en las cubanas.
  
 Bachiller Linaza




Las nuevas tarjetas imperiales de Cohner, el célebre fotógrafo do la calle de O'Reilly, 62, empiezan a hacer furor en la Habana.
Y en realidad no hay reputación más merecida que la que han alcanzado, porque no parece posible llegar ya en fotografía a mayor grado de perfección.
Son unos retratos de primo cartello y aseguro por mi fe juniperil que no los he visto mejores en ninguna parte.
 Añádese a esto que el Sr. Cohner posee un artista a la campana para la iluminación, y no es extraño que con tales elementos se vea su casa tan favorecida.


 Don Junípero, 1863, vol 1, no, 24, p. 267; y  vol 4, 1867, no 5 año IV, p. 8.


 

2 comentarios:

Miguel Duarte dijo...

Muito interessante esta notícia sobre Samuel Alexander Cohner, que foi parceiro de fotografia de Charles DeForest Fredricks em Habana/Cuba

D.L. dijo...

Obrigado, Duarte. Espero sacar otras noticias y textos sobre Fredricks y Cohner.
Pedro