viernes, 22 de junio de 2012

Cine de barrio




 Arturo Alfonso Roselló
 

 Yo frecuento este cine de barrio. A veces puedo,
como hoy, sentarme al lado de una mujer bonita,
y en el refinamiento de algún contacto ledo
quintaesenciar el goce de la carne precita...
  

 A veces siento impulsos del mal. Y entonces quedo,
como en acecho, el alma pecadora contrita...
Y así pierdo la trama sutil o el tosco enredo
entre un rapaz que llora y un viejo que dormita.

 Y es que la sombra incuba, quizás, todo el pecado.
Adán, sin duda, nunca permaneció sentado
con Eva entre tinieblas... ¡La sierpe no es el mal!

 Por eso dudo tanto de la virtud cautiva.
Sólo una fuerza existe mayor que la lasciva:
¡la fuerza de una simple Corte Correccional!





 Nació en Matanzas en 1897. Estudió allí las primeras letras, y trasladado más tarde a la Habana, completó sus estudios. Ingresó desde temprana edad en el periodismo, compartiendo su tiempo entre esa ardua tarea y el cultivo de la lírica. Durante algún tiempo desempeñó una misión periodística en la ciudad de Méjico. De muy varia calidad y matices es la obra poética de Arturo Alfonso Roselló, en la que es visible una desorientación marcada, que se manifiesta en el gusto por temas de un romanticismo anticuado, a la vez que por asuntos de los más inquietantes y nuevos. El fundamento de esta desorientación acaso pueda hallarse en la falta de depuración de su fondo lírico, y acaso también en su alejamiento de las más altas y serias corrientes ideológicas, preocupado como ha vivido por el tráfago del periodismo activo. Una aparente confirmación de esto que afirmamos pudiera hallarse en la manera cómo ha tratado a ciertos actores cinematográficos en boga entre el público mediocre, llevando a sus cantos, no como lo hace Max Jacob o Jules Romains, una deformación artística en consonancia para interpretar inquietudes del alma moderna, sino un romanticismo falso, propio de aquella clase de público. Considerando su obra más reciente, puede decirse, sin embargo, que tiende a orientarse cada vez más hacia una manera totalmente moderna, alcanzando en composiciones como el "Elogio utilitarista de la fe”, “Exaltación alucinada de la inquietud” y alguna otra la realización cumplida de temas complejos o sugerentes. Hay además en su obra el ofrecimiento de un optimismo sano y fuerte, capaz de las grandes conquistas.

 La poesía moderna en Cuba, (1882-1925); Antología crítica ordenada por Félix Lizaso y José Antonio Fernández de Castro, Madrid, 1926.


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