miércoles, 30 de octubre de 2013

Comer de una manera embrionaria





  Ismael González Castañer


  La placenta de la niña resultó blanca: Puedes botarla, dijo el obstetra, ya no sirve para nada; todas las placentas de este mundo, rojas, sirven para química, dile que te diga el laboratorista: Es verdad, la roja es básica para antiforforas.

  Pero, como en "El retrato oval" (el pintor no sabía que trasponía al cuadro la sangre de la modelo amada, muriendo ésta pronto dio - para "acabar" - la última pincelada), tu hija la dejó blanca: no cumplimos el plan.


  Por eso es que la niña hoy, no quiere nada: comía de una forma embrionaria. Saciada precozmente en su pre- natalidad, no quiere carne, y le teme, por demás, a los pellejos. Tiene ahora nueve años y mira con mirar de lontananza, agazapada (como quien esperara matar sin medida, volverse asesino, en la continuación de la película).


  Con la placenta blanca, la madre se ha hecho una "jaba", con la que a menudo viaja, acompañada por la misma hija. Sin embargo, si la registras, no lleva nada: previsión de la mamá, que augura, cómo un día, íntegra, la niña se la comerá.


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