sábado, 9 de noviembre de 2013

Arau Miliciano












 El arte de obreros y campesinos no es menos artístico, quiere decir el cronista. Además de sano y entretenido, no es menos serio, menos profesional, aun cuando se trate del “lado humorístico” de la tarea. El arte en cuestión se ejecuta “con gracia y buen gusto” y aunque es todavía un show –el show de Arau ante la teleaudiencia del Canal 4– se ve venir: que los movimientos del miliciano, dispuestos para “entonar” con la marcha y los himnos, no entonan, en definitiva. 
 En realidad, se trata del actor mexicano Alfonso Arau, futuro director de películas como Un paseo por las nubes y Como agua para chocolate, pero entonces bailarín en La Habana, ciudad adonde se había mudado para apoyar el proceso fidelista, encarnando a la vez la doble, imposible figura, de comicastro al servicio de algo tan serio como el recién declarado régimen socialista. De ahí que la pantomima se convierta en ritual, en lo cómico de una gestualidad catatónica. 
 El material fue publicado en Bohemia en junio de 1961. Obsérvese, en la última imagen, la estupenda combinación de noticias. El cronista asegura –en respuesta a una lectora– no haber dicho que La Lupe fuese una buena cantante sino -¡y hay que reconocerlo!- un “excelente espectáculo” y “rotundo ejemplo de intuición creadora”… Pero intuición, travestimiento y opinión libre se van a pique con la reseña de abajo: un Raúl Castro cuasi intelectual y convertido ya entonces -según la conferencia magistral que pronuncia- en Planificador Mayor. A lo que el cronista añade: “que señala el camino que debe seguirse, definitivamente”.


  Pedro Marqués de Armas 

  Agradezco a Duanel Díaz el envío de este material. 

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